EL SILENCIO DE LOS HETEROS
Por Sejo Carrascosa
El 17 de mayo de 1990 la OMS retiró de los manuales de enfermedades psiquiátricas la homosexualidad, para que se enteren los heteros esto quiere decir que desde hace 22 años sus amigas bolleras y maricas dejaron de ser enfermas y se dejó sin argumento científico la persecución de las personas que no cumplen la norma hetero sexual. No voy a hablar de los países en que las relaciones homesexuales están perseguidas y castigadas con la cárcel, ni de los que las castigan con la pena de muerte. Ni quiero hablar de las crueldades que salen de la boca de los imanes, obispos y demás voceros de las creencias reaccionarias; ni siquiera tocare el desprecio casposo y rancio de los partidos que se oponen a las legislaciones igualitarias, que no es solo el PP, en el congreso de Madrid Amaiur tampoco se libra. Quiero denunciar la complicidad, a veces silenciosa pero no menos cruel de los heteros con las agresiones, injurias y crímenes que se producen cada dia a las personas que no cumplen las normas de genero, deseo o comportamiento heterosexual.
Quiero recordarles que no se nos ha olvidado las veces que nos atormentado, torturado, agredido por ser un niño mariquita, por ser una adolescente marimacha. Ni olvidamos ni una sola de las maricas, bolleras o trans muertas, suicidadas, asesinadas por el régimen heterosexual, porque en sus muertes sabemos que hay un ataque a todas nosotras, hay un deseo de negarnos, de silenciarnos y eso nos hace fuertes, nos empodera para seguir combatiendo su régimen de odio y desprecio que solo se sustenta en la fuerza.
Hay que denunciar el silencio de los heteros que se creen que sus historias, su sexualidad y sus formas de vida son universales y que las nuestras son una desviación a corregir, o como mucho pueden ser toleradas y aceptadas siempre que no llamemos la atención, que seamos comediadas en la expresión de nuestro deseo, que no se nos note, que no les cuestionemos esa, su heterosexulidad, que llevan como una señal de “prohibido el paso” o como un certificado de autenticidad y normalidad.
Tras cada agresión, insulto o asesinato no solo hay una o unas personas enfermas de odio, hay un silencio que permite y naturaliza ese odio: es el silencio de los heteros. Y es ese silencio el que permite que los patios y aulas de los colegios sean vistos por muchas criaturas como verdadero campos de exterminio, un silencio que atraviesa el claustro, las AMPAS, los sindicatos y las delegaciones de educación. El silencio cómplice de las pesadillas y miedos de muchas criaturas.
Romper ese silencio es necesario para acabar con tanto sufrimiento. Romper ese silencio es reflexionar sobre la miseria del mundo heterosexual, reflexionar, abrir las mentes, y también los culos, para acabar con la violencia en la que se nos encarna el sexo, la identidad y el genero
El 17 de mayo de 1990 la OMS retiró de los manuales de enfermedades psiquiátricas la homosexualidad, para que se enteren los heteros esto quiere decir que desde hace 22 años sus amigas bolleras y maricas dejaron de ser enfermas y se dejó sin argumento científico la persecución de las personas que no cumplen la norma hetero sexual. No voy a hablar de los países en que las relaciones homesexuales están perseguidas y castigadas con la cárcel, ni de los que las castigan con la pena de muerte. Ni quiero hablar de las crueldades que salen de la boca de los imanes, obispos y demás voceros de las creencias reaccionarias; ni siquiera tocare el desprecio casposo y rancio de los partidos que se oponen a las legislaciones igualitarias, que no es solo el PP, en el congreso de Madrid Amaiur tampoco se libra. Quiero denunciar la complicidad, a veces silenciosa pero no menos cruel de los heteros con las agresiones, injurias y crímenes que se producen cada dia a las personas que no cumplen las normas de genero, deseo o comportamiento heterosexual.
Quiero recordarles que no se nos ha olvidado las veces que nos atormentado, torturado, agredido por ser un niño mariquita, por ser una adolescente marimacha. Ni olvidamos ni una sola de las maricas, bolleras o trans muertas, suicidadas, asesinadas por el régimen heterosexual, porque en sus muertes sabemos que hay un ataque a todas nosotras, hay un deseo de negarnos, de silenciarnos y eso nos hace fuertes, nos empodera para seguir combatiendo su régimen de odio y desprecio que solo se sustenta en la fuerza.
Hay que denunciar el silencio de los heteros que se creen que sus historias, su sexualidad y sus formas de vida son universales y que las nuestras son una desviación a corregir, o como mucho pueden ser toleradas y aceptadas siempre que no llamemos la atención, que seamos comediadas en la expresión de nuestro deseo, que no se nos note, que no les cuestionemos esa, su heterosexulidad, que llevan como una señal de “prohibido el paso” o como un certificado de autenticidad y normalidad.
Tras cada agresión, insulto o asesinato no solo hay una o unas personas enfermas de odio, hay un silencio que permite y naturaliza ese odio: es el silencio de los heteros. Y es ese silencio el que permite que los patios y aulas de los colegios sean vistos por muchas criaturas como verdadero campos de exterminio, un silencio que atraviesa el claustro, las AMPAS, los sindicatos y las delegaciones de educación. El silencio cómplice de las pesadillas y miedos de muchas criaturas.
Romper ese silencio es necesario para acabar con tanto sufrimiento. Romper ese silencio es reflexionar sobre la miseria del mundo heterosexual, reflexionar, abrir las mentes, y también los culos, para acabar con la violencia en la que se nos encarna el sexo, la identidad y el genero
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