31 marzo, 2008

Rajoy y sus pitufos

26 marzo, 2008

No condeno

Declaración de principios de un intelectual español:

No condeno al rey Fahd, honrado por el rey de España, que tala cabezas, poda manos y arranca ojos, que humilla a las mujeres y amordaza a los opositores, que se enseñorea sin periódicos, parlamento ni partidos políticos, que viola filipinas y tortura indios y egipcios, que gasta la tercera parte del presupuesto de Arabia Saudí en los 15.000 miembros de su familia y financia los movimientos más reaccionarios y violentos del planeta.

No condeno al general Dustum, aliado de los EEUU en Afganistán, que ha ahogado en un contenedor a mil prisioneros talibán a los que había prometido la libertad y que murieron chupando las paredes de hierro de su prisión.

No condeno a Turquía, miembro de la OTAN y candidato a la UE, que en la década de los noventa borró de la faz de la tierra 3.200 aldeas kurdas, ha dejado morir de hambre a 87 presos políticos y encarcela al que se atreve a transcribir en kurdo el nombre de sus ciudades.

No condeno al siniestro Kissinger, el más ambicioso asesino después de Hitler, responsable de millones de muertos en Indo- china, en Timor, en Chile y en todos aquellos países cuyo nombre salió alguna vez de sus labios.

No condeno a Sharon, hombre de paz, que dinamita casas, deporta civiles, arranca olivos, roba agua, tirotea a niños, pulveriza mujeres, tortura rehenes, quema archivos, vuela ambulancias, arrasa campos de refugiados y coquetea con la idea de «amputar el cáncer» de tres millones de palestinos para hacer más holgada la pureza de su estado «judío».

No condeno al rey Gienendra de Nepal, educado en los EEUU, que desde el pasado mes de enero ha ejecutado sin juicio a 1.500 comunistas.

No condeno a Jordania ni a Egipto, que apalea y encarcela a los que se manifiestan contra la ocupación israelí de Palestina.

No condeno la Patriot Act ni el programa TIPS ni la «desaparición» de detenidos por el FBI ni la violación de la Convención de Ginebra en Guantánamo ni los tribunales militares ni la «licencia para matar» otorgada a la CIA ni el registro policial de todos los turistas que entran en EEUU procedentes de un país musulmán.

No condeno el golpe de Estado en Venezuela ni al Gobierno español que lo apoyó ni a los periódicos que, aquí y allí, financiaron, legitimaron y aplaudieron la disolución de todas las instituciones y la persecución armada de los partisanos de la Constitución.

No condeno a la compañía estadounidense Union Carbide, que el 2 de diciembre de 1984 asesinó a treinta mil personas en la ciudad india de Bophal.

No condeno a la empresa petrolífera estadounidense Exxon-Mobil, acusada de secuestrar, violar, torturar y asesinar a decenas de personas que vivían en un edificio propiedad de la compañía en la provincia de Aceh (Indonesia).

No condeno a la empresa Vivendi, que ha dejado sin agua a todos los barrios pobres de La Paz, ni a Monsanto, que deja sin semillas a los campesinos de la India y de Canadá, ni a Enron, que después de dejar sin luz a media docena de países, dejó también sin ahorros a 20.000 personas.

No condeno a las empresas españolas (BBV, BSCH, Endesa, Telefónica, Repsol) que han vaciado las arcas de la Argentina, obligando así a los argentinos a vender su pelo a los fabricantes de pelucas y disputarse una vaca muerta para poder comer.

No condeno a la casa Coca-Cola, que penetró en Europa a la sombra de los tanques nazis y que despide, amenaza y asesina hoy a sindicalistas en Guatemala y Colombia.

No condeno a las grandes corporaciones farmacéuticas, que han acordado matar a veinte millones de africanos enfermos de sida.

No condeno el ALCA, que viola y despedaza a las obreras de las maquiladoras de Ciudad de Juárez y hace nacer niños sin cerebro en la frontera de México con EEUU.

No condeno al FMI ni a la OMC, providencia de la hambruna, la peste, la guerra, la corrupción y de toda la caballería del Apocalipsis.

No condeno a la UE ni al gobierno de los EEUU, que ponen los acuerdos comerciales por encima de las medidas para la protección del medio ambiente y que han decidido, sin plebiscito ni elecciones, la extinción de una cuarta parte de los mamíferos de la tierra.

No condeno las torturas a Unai Romano, joven vasco que, hace ahora un año, fue convertido en un globo tumefacto en una comisaría española, quedando hasta tal punto desfigurado que sus padres sólo lo reconocieron porque en la cara seguía teniendo el mismo lunar.

No condeno al Gobierno español, que el pasado mes de abril estableció el estado de excepción sin consultarlo al Parlamento y suspendió durante tres días derechos básicos recogidos en nuestra Constitución (la libertad de movimiento y de expresión), con el agravante de segregación racista, al impedir que los vascos viajaran a Barcelona con ocasión de la última cumbre de la UE.

No condeno la Ley de Extranjería, que expulsa a hombres débiles y hambrientos, los encierra en campos de detención o los priva del derecho universal a asistencia sanitaria y educación.

No condeno el «decretazo», que precariza aún más el empleo, elimina los subsidios y deja a los trabajadores, como hojarasca, a merced del cardo de los vientos de los empresarios.

No condeno, naturalmente, a Dios cuando llueve, relampaguea o truena ni cuando la tierra tiembla ni cuando el volcán vomita su fuego sobre los hombres.

Soy un demócrata: me importa un carajo la muerte de niños que no son españoles; me importa un carajo la persecución, silenciamiento y asesinato de periodistas y abogados que no piensan como yo; me importa un carajo la esclavitud de dos mil millones de personas que nunca podrán comprar mis libros; me importa un carajo el recorte de libertades mientras sujete yo libremente las tijeras; y me importa un carajo incluso la desaparición de un planeta en el que ya me he divertido tanto. Soy un demócrata: condeno a ETA, a los que la apoyan y a los que guardan silencio, aunque sean mudos de nacimiento; y exijo, por tanto, que se prive de sus derechos ciudadanos a 150.000 vascos, que se les impida votar, manifestarse y reunirse, que se cierren sus tabernas, sus editoriales, sus periódicos, incluso sus guarderías; que se los meta luego en la cárcel, a ellos y a todos sus compinches (desde el joven militante anti-globalización al escritorzuelo resentido) y que, si todo esto no es suficiente para proteger la democracia, se pida la intervención humanitaria de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas, fajadas ya en la heroica reconquista de la isla Perejil. Soy un demócrata: he condenado a ETA. Soy un demócrata: sólo he condenado a ETA y formo parte, por tanto, de todas las otras bandas armadas, de las más sangrientas, las más crueles, las más destructivas organizaciones terroristas del planeta. Soy un demócrata. Soy un cabrón.


Santiago Alba Rico
-Escritor y filósofo-

25 marzo, 2008

Los 10 millones de votantes del PP

Después de las pasadas elecciones generales en España, que el PP haya conseguido llegar hasta los 10 millones de votantes, subiendo en 400.000 votos respecto a la campaña anterior, me lleva a pensar que tanto sus votantes, como los nuevos que han tenido, están de acuerdo con la campaña de crispación que han orquestado, tanto cuando estuvieron en el Gobierno, como cuando estuvieron en la oposición.

Dan por buena la actuación de políticos imputados judicialmente, algunos procesados por corrupción (incluidos alcaldes, parlamentarios, altos cargos y muchos concejales que a diario aparecen en los medios de comunicación, tanto, que les volvieron a votar en las municipales, y algunos, salieron reelegidos.

También están de acuerdo con que Rajoy insulte a Zapatero gravemente, tanto en campaña como en los 4 años de oposición. Y están de acuerdo con las mentiras para la invasión y posterior guerra de Iraq. Ya que nadie ha rectificado, ni mucho menos pedido perdón. Todo lo contrario; Aznar se vanagloria de ello y dice que lo volvería hacer y que la situación es muy buena. Para su bolsillo, evidentemente.

A raíz del atentado de ETA en Calahorra, el PP, por boca del señor Astarloa, vuelve a insistir en más de lo mismo (ahora ETA se siente reforzada para exigir más en la próxima negociación). Por lo visto, piensan seguir con el mismo método de crispación, mentiras, exageraciones y suposiciones varias, y como siempre, sin aportar pruebas de sus acusaciones al Gobierno. Será que esos 10 millones de votos les animan a seguir haciendo lo mismo. Preparémonos, pues, a oír otra vez en el Congreso preguntar cientos de veces al Gobierno por alguna noticia falsa fabricada en el In-Mundo y las barbaridades que a diario se oyen en la COPE , que sigan así, ellos que son infalibles, sabrán lo que hacen.

La actual dirección del PP le pierde su soberbia, no reconocen sus errores nunca, ni se dan cuenta de que con su comportamiento de insultar a Zapatero llamándolo desde bobo solemne, a cómplice de ETA, de fracturar España y de haber vendido Navarra a los etarras, ellos (que son tan listos y preparados con 50 Gobiernos mejores que el de Zapatero) han perdido las elecciones por un millón de votos, y de los otros cuatro millones de votos de los nacionalistas y minorías, que no esperen ninguno. Ya tienen todos los que podían tener, incluidos los de extrema derecha.

Un hombre transexual se queda embarazado

Copio una historia que, a parte de curiosa y compleja, me ha parecido de los más enternecedora.


------ Artículo del Advocate ----------



"Labor of Love
Is society ready for this pregnant husband?

By Thomas Beatie
From The Advocate April 8, 2008

To our neighbors, my wife, Nancy, and I don’t appear in the least unusual. To those in the quiet Oregon community where we live, we are viewed just as we are -- a happy couple deeply in love. Our desire to work hard, buy our first home, and start a family was nothing out of the ordinary. That is, until we decided that I would carry our child.

I am transgender, legally male, and legally married to Nancy. Unlike those in same-sex marriages, domestic partnerships, or civil unions, Nancy and I are afforded the more than 1,100 federal rights of marriage. Sterilization is not a requirement for sex reassignment, so I decided to have chest reconstruction and testosterone therapy but kept my reproductive rights. Wanting to have a biological child is neither a male nor female desire, but a human desire.

Ten years ago, when Nancy and I became a couple, the idea of us having a child was more dream than plan. I always wanted to have children. However, due to severe endometriosis 20 years ago, Nancy had to undergo a hysterectomy and is unable to carry a child. But after the success of our custom screen-printing business and a move from Hawaii to the Pacific Northwest two years ago, the timing finally seemed right. I stopped taking my bimonthly testosterone injections. It had been roughly eight years since I had my last menstrual cycle, so this wasn’t a decision that I took lightly. My body regulated itself after about four months, and I didn’t have to take any exogenous estrogen, progesterone, or fertility drugs to aid my pregnancy.

Our situation sparks legal, political, and social unknowns. We have only begun experiencing opposition from people who are upset by our situation. Doctors have discriminated against us, turning us away due to their religious beliefs. Health care professionals have refused to call me by a male pronoun or recognize Nancy as my wife. Receptionists have laughed at us. Friends and family have been unsupportive; most of Nancy’s family doesn’t even know I’m transgender.

This whole process, from trying to get pregnant to being pregnant, has been a challenge for us. The first doctor we approached was a reproductive endocrinologist. He was shocked by our situation and told me to shave my facial hair. After a $300 consultation, he reluctantly performed my initial checkups. He then required us to see the clinic’s psychologist to see if we were fit to bring a child into this world and consulted with the ethics board of his hospital. A few months and a couple thousand dollars later, he told us that he would no longer treat us, saying he and his staff felt uncomfortable working with “someone like me.”

In total, nine different doctors have been involved. This is why it took over one year to get access to a cryogenic sperm bank to purchase anonymous donor vials, and why Nancy and I eventually resorted to home insemination.

When I finally got pregnant for the first time, I ended up having an ectopic pregnancy with triplets. It was a life-threatening event that required surgical intervention, resulting in the loss of all embryos and my right fallopian tube. When my brother found out about my loss, he said, “It’s a good thing that happened. Who knows what kind of monster it would have been.”

On successfully getting pregnant a second time, we are proud to announce that this pregnancy is free of complications and our baby girl has a clean bill of health. We are happily awaiting her birth, with an estimated due date of July 3, 2008.

How does it feel to be a pregnant man? Incredible. Despite the fact that my belly is growing with a new life inside me, I am stable and confident being the man that I am. In a technical sense I see myself as my own surrogate, though my gender identity as male is constant. To Nancy, I am her husband carrying our child—I am so lucky to have such a loving, supportive wife. I will be my daughter’s father, and Nancy will be her mother. We will be a family.

Outside the local medical community, people don’t know I’m five months’ pregnant. But our situation ultimately will ask everyone to embrace the gamut of human possibility and to define for themselves what is normal."


Fuente original

19 marzo, 2008

Político descubierto en escándalo sexual

Ya es todo un clásico en las campañas electorales en EEUU; y más, si el hombre en cuestión, es todo un símbolo de la defensa de la moralidad más puritana. Un poco de color!
En este caso le ha tocado al Gobernator de New York. Y ya he dimitido después de pedir perdón con su fiel esposa al lado, aguantando el tipo. Bonito papel.
El que viene de nuevas, avisa antes, por si acaso. Y para que no puedan jugársela despúes.
Y no sé si por azar, o porque la política española cada vez se parece más a la norteamericana, se ha producido un caso similar en España. Aunque no del todo igual.
Aquí, aunque el ex edil de Palma, también era un abanderado de la moral ultracatólica (negándose a casar homosexuales pero disfrutando de sus servicios en clubs gays), le han destapado el escándalo después de las elecciones. Que no es poco. Y el motivo no ha sido tando el aspecto sexual, como el hecho de que pagara sus escarceos con la tarjeta de crédito del Ayuntamiento.
Ahora dice estar arrepentido (¿le queda otra?) y ha devuelto los 50.000 € (pa´cuanto da esto?)
Luego, ha añadido una curiosa petición: que se luche de verdad contra la droga (será éste otro de sus vicios?). ¿algo más?
Esos autoproclamados adalides de la moral, con derecho a juzgar e impartir lecciones a los demás. La vieja doble moral de toda la vida. Ese permitirse en privado lo que en público denigra.
No es casual que Sciascia dijera que la doblez empieza por arriba. A determinada altura el aire se enrarece, la moral se distrae. Además, hay que ostentar una posición privilegiada para poder uno permitirse incumplir las prescripciones que establece para el resto.
De todas formas, lo que también llama la atención es el tema de la tarjeta de crédito. ¿los políticos locales poseen ese tipo de tarjetas privadas con carga a fondos públicos? y, ¿pueden usarlas así como así? Eso sí que suena peligroso...

04 marzo, 2008

Artículo de Antonio Civantos en "La Opinión" de Zamora

"Si, como dice Cañete, a las ecuatorianas les salen baratas las mamografías, para mí que las nekanes del PCTV y ANV deberían pagar el triple por el servicio. Y es que no se pueden comparar unas cosas con otras.

Las mujeres ecuatorianas son bastante discretas y recogidas, monillas en general, pero más bien parcas en todas sus pertenencias. En cambio, amigos míos, esos cetáceos del norte, con esos lomos y morcones, y esas ubres lácteas y acalostradas, deberían abonar el triple de la tarifa normal.

La verdad, no sabría uno donde encasillar a estas vascas, anatómicamente hablando. Y eso que los del Ministerio de Sanidad han establecido tres baremos corporales para catalogar a las mujeres españolas: diábolo, cilindro y campana. Sin embargo, las vascas de la izquierda aberchale no responden a la sensibilidad de estas medidas. A no ser, claro está, que las vascas no sean españolas. Cosa que dudo mucho. Al menos, no deberían haberlas discriminado de esa guisa, pues con añadir otro parámetro a la terna tipológica española todas hubieran quedado contentas.

Por ejemplo, no se hubiera provocado ningún conflicto si las hubieran dividido en: diabólicas, cilindrínicas, campanudas y cetácicas.

Las diabólicas son aquellas que te hacen la vida imposible, me refiero a esas mujeres fatales de las películas que al final siempre consiguen matarte de asco.
Las cilindrínicas son las mujeres que fuman como chimeneas, ennegreciéndote la vida para siempre.
Las campanudas son aquellas que están buenísimas y, además, son capaces de quitarte la Visa y todas las joyas y pieles que husmean a su paso. Y, por fin, las cetácicas, nacidas en el País Vasco y que, por su aspecto de endriago marino, se afilian a cualquier partido político patrocinado por la Eta , para salir luego en televisión y asustar a los niños"


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